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domingo, 12 de octubre de 2014

Un ojo al lado más emotivo de la fotografía

"Si te disparan, dispara la cámara".

Todos recordamos las catástrofes acontecidas en nuestro querido primer mundo. ¿Quién no ha oído hablar nunca del Desembarco de Normandía, La Guerra de la Independencia, La primera y segunda Guerra Mundial, La Guerra Civil Española o los masacres ocasionados por el ejército alemán de 1925, más conocido como SS, durante el periodo de la dictadura socialista que impuso Adolf Hitler?
Todos esos hechos, hoy documentados en todos nuestros libros de historia y representados en mil documentales, son tan reales en la vida de las nuevas generaciones porque hubo alguien o algo que se dedicó a documentar todos estos hitos de la historia. Y esto no pudo de ser de otra manera si no existiese esa gran aliada a la que llamamos comunicación. Pero... ¿y esos países ajenos a los privilegios que disponemos aquí y que sufren más miseria que nosotros? ¿qué pasa con ellos, si no cuentan con los medios para que la gente sea consciente de la situación en la que se encuentran? ¿cómo podemos ayudarles?

James Nachtwey, 1996.

Robert Capa, Kevin Carter, Ken Oosterbroek, Joao Silva, Greg Mavinovich, James Nachtwey... Entre otros, estos son los protagonistas de este tipo de fotografía tan polémica de la que me propongo hacer cuestionaros. 
Me remonto a finales de siglo, los "felices y maravillosos" años 90. En ésta pacífica época para nosotros, en países como Sudáfrica se vivía los desastres de las revueltas contra el apartheid, donde las luchas entre guetos y la diferencia económica del país era muy notable. En esta época es cuando estos fotógrafos y otros más deciden aventurarse a fotografiar las masacres que ocurren en las zona menos afortunada de Sudáfrica. Únicamente acompañados de su equipo (consistente en cámaras y fotómetros), se disponen a ilustrar con imágenes verídicas los desastres más terribles en los lugares más inhóspitos de nuestra tierra.


Greg Marinovich, miembro de bang, bang club

Ahora bien... el foto-periodismo de estas personas (o fotografía de guerra, como lo llaman en el mundo de la fotografía), tan polémico en la verborrea de las lenguas más afiladas de la gente de clase media de primer mundo, es digno de reflexión. ¿Esta fotografía se basa en el mero hecho de ganar un premio aprovechándose de las desgracias del más pobre? ¿se realiza acaso por el morbo de ilustrar imágenes espantosas sobre desgracias totalmente ajenas a nosotros? ¿es del todo necesario recompensar a dichos fotógrafos con un premio a nivel internacional como es el pulitzer por narrar acontecimientos tan catastróficos de la humanidad?


Ken Oosterbroek, fotografía premio pulitzer de 1991


Me dirijo a todas aquellas personas que se encuentran sentadas cómodamente en su sofá, ávidas de información con sus portátiles entre las piernas navegando por internet y que se han topado con este blog en estos instantes... En mi opinión es del todo necesario ilustrar esto, para que usted, desde su sofá, sea totalmente consciente de que esos acontecimientos son necesarios y pueda hacer algo por ello, puesto que una fotografía puede ser la diferencia decisiva entre la vida y la muerte en un pueblo que se muere de hambre.
Pensemos en el 11S. Gracias a los medios de comunicación, más de medio mundo estaba con el corazón en un puño por todas las familias que sufrieron la desgracia del atentado terrorista. Sin esos medios de comunicación no sabríamos nada sobre aquello y no hubiésemos podido hacer nada por ellos. En el caso de Sudáfrica, gracias a la valentía de unos cuantos fotógrafos, inició algo mucho más grande, aceleraron un proceso que de otra forma no se hubiese tardado muchos años más: el proceso del cambio político de Sudáfrica.
Pero no todos son guerras entre guetos ni gente muerta de manera de violenta, hay otro enemigo aún peor que el hombre que reina en Sudáfrica y que James Nachtwey retrata de manera muy vívida: la desnutrición por la diferencia económica en estos lugares. Hoy en día miles de ONG's se encargan de que ésta miseria se reduzca a cenizas, y somos tan conscientes de esta situación gracias a que alguien (en este caso, el señor Nachtwey y su equipo) lo ha ilustrado con ese propósito. 


Joao Silva, miembro del bang, bang club

Y entonces pensaréis... vale, bien, ¿y el premio qué? ¿por qué hay un premio por una fotografía de éste calibre, que sólo ilustra miseria, dolor y catástrofes?
Bueno, como cualquier obra hay que ver más allá de lo que te muestra la primera vista; nos muestran la imagen de un hombre quemándose y gana un premio valorado en x dinero... En mi humilde opinión, tal vez el hecho de que sea galardonada con algo que tiene una valoración a nivel mundial le da mayor difusión social. ¿Acaso alguien conocería la foto del halcón esperando para comerse a la niña desnutrida de Kevin Carter si no hubiese sido premio pulitzer en 1994? ¿hubiese dado tanta conciencia social esa imagen si no hubiese sido tan polémica en su tiempo?


Kevin Carter, fotografía premio pulitzer de 1994

Como conclusión a esta pequeña reflexión, quiero decir que en la vida es muy sencillo sentarse en un ordenador, en la televisión o en cualquier otro medio que ofrezca la realidad de la vida y criticarla, pero pocos apagan ese medio y sale a la calle a hacer algo por cambiar estas tragedias que hace que el tener una buena o una mala calidad depende, únicamente, en la localización geográfica en la que te toque nacer. 

"Sí, lo que hacemos es importante. Mostramos al mundo cierta realidad que la mayoría preferiría ignorar." - Joao Silva, miembro de Bang, Bang, Club.




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