Los resultados obtenidos son que en modo TTL te pega un destello tan potente que la imagen sale quemada, sin ningún tipo de encanto. Salen sombras muy duras y hasta llega a sacar una tonalidad de piel muy fea, además de que corres el riesgo de dejar ciego al modelo al ponerle el flash directo a su cara.
Sin embargo, en el modo manual rebotado la cosa cambia a mejor. Al estar rebotado (al ser posible en una superficie blanca, ya que nos hará de difusor) rellena las sombras, da una luz muy armoniosa, muy suave y que embellece mucho al modelo.
Dejo aquí las mejores fotos que he obtenido usando el flash portátil y también añado una fotografía de la cámara de medio formato que tiene el instituto, que es demasiado bonita como para no mostrarla en alguna ocasión.
Fotografías con flash portátil
Otra cosa importante de la que me he dado cuenta al hacer esta práctica es que con el flash cambia la temperatura de color. Es algo obvio, lo sé, pero esta práctica demuestra que en un plató con los flashes con luz continua que dan una temperatura de color de 3200ºK, por ejemplo, es decir, una luz de tungsteno, con el flash portátil se cambian a luz día de manera instantánea.
Cámara de Medio Formato
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